Los tripudos de Arcones
Representación de "la fiesta de la vaquilla" de arcones en los carnavales de Segovia. Mascarada tradicional en la que los quintos se ponen en el papel de la "vaquilla" un armazón de madera con cuernos de toro con el que tratan de envestir a los " tripudos" vecinos del pueblo disfrazados con pesados trajes, elaborados de rafia, paja, cartón y otro elementos que entorpecen su encierro. Otros vecinos y asistentes socorren a los tripudos que caen plomizos al suelo.
Una representación única en Segovia que preserva una tradición castellana típica del invierno , a imagen de los Carnavales europeos del S.XVI y S.XVII.
Vaquilla reposando.
Quintos y Vaquillas.
Los tripudos corren frente a las vaquillas.
Asistentes ayudando a los tripudos.
Quinta portando vaquilla.
Tejares
Buen ejemplo de los pueblos de la villa y tierra de Fuentidueña, localidad de apenas 11 habitantes, conserva viejas bodegas familiares, fuentes subterráneas, humedales huella de la extracción de arcilla y amplios campos de cultivo llenos de fósiles marinos. Especialmente agradecimiento a Chemi Alonso y a mi amigo Millán por mostrarnos su pueblo y ayudar en este proyecto.
Patricio, vecino del pueblo pasea por la plaza.
"charca" resultado de la extracción de arcilla
bodegas tipicas de la zona en su mayoria abandonadas.
Jesus Alonso sentado frente a su bodega.
El pequeño tamaño destaca el caracter familiar de cada bodega.
Fuentes subterraneas de origen medieval.
Fuente subterranea con agua.
Fuente recientemente descubierta.
La construcción de la fuente hace pensar en su mayor antiguedad.
Campos de cultivo de Tejares.
Uno de los cientos de fosiles que salpican la zona.
Bodegas en Fuentidueña.
Vestigios del hospital, testigo de la presencia de la Orden de los hospitalarios en la zona.
Belén de Balisa.
Cada año los vecinos de Balisa, un pequeño pueblo de 46 habitantes se vuelcan en un elaborado y vistoso belén viviente. Tras un año de preparaciones, la enorme afluencia atesta el pequeño pueblo Segoviano en un día propio de diciembre, ni las temperaturas gélidas ni la niebla frenan a participantes y asistentes que se sumergen en un espectáculo de luces y sombras, en que las expectativas de los que asisten se mezclan con la ilusión de los participantes . Sus habitantes y familiares trabajan en la teatralización de forma voluntaria, al finalizar venden productos caseros para financiarse.
Mi agradecimiento al pueblo de Balisa y a "Jesusín" por permitirme documentar tan de cerca su trabajo.
Vecinos preparando chocolate.
Quema de rastrojos para iluminar algunas escenas.
Vecinas preparan los puestos para el mercadillo.
La salida de la iglesia da comienzo al Belen.
Los asistentes son guiados por las calles del pueblo.
El botón de balisa, uno de los atractivos del pueblo.
